Ciento seis

Pude sentir el frío de tu adiós penetrar mis huesos.
A veces lo sentí mezclarse con mi taza de té
otras lo sentí en el aire que congelaba mi nariz con cada suspiro

Pero no pudiste penetrar mi alma
No conseguiste congelar mis sentimientos
Por tanto no conseguiste mucho
Gran parte de mí
continúa igual sin ti. 

Ciento cuatro

He desenvainado mi espada luego de haber estrujado mi alma. Ya ésta se encuentra libre de penas.
Yo por mi parte me encuentro lista para volver al campo de batalla a fin de continuar dando esta ardua pelea por conseguir una tregua, un tiempo de paz.