He vivido más de 18 años
y durante mucho tiempo no tuve
esperanza siquiera de ser notificada
por undécima vez de un cumpleaños.
Estoy ad portas de un nuevo aniversario
más que 18, muchísimo más que 11.
He construido un endeble existir
que no deja de manifestarse
en palabras mudas y confusión
que retratan el crítico epígrafe
que me ha estado esperando siempre.