Hubo un tiempo salado entre nosotros
En apariencia, todo bien
Yo lo escuchaba con atención
Pero estaba demasiado triste
como para soportar su palabra sobre la mía.
Hubo un tiempo salado entre nosotros
En apariencia, todo bien
Yo lo escuchaba con atención
Pero estaba demasiado triste
como para soportar su palabra sobre la mía.
Reflexiones y opiniones sobre la escolarización
Medio de difusión para la reconstitución del Partido Comunista en el Estado español y el triunfo de la Revolución proletaria internacional
Crítica literaria y cultural
Desasosiegos de un artista
Lo difícil de ser indígena en cualquier parte del mundo.
Libros y blog literario
Territorio de artesanía, moda vegana y cosas bonitas
Pensamientos, perspectivas y posiciones.
"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca." - Jorge Luis Borges
Historias que querían ver la luz
Lo que se ve, no se pregunta
Cuaderno de bitácora de Claudia y Domingo
apuntes para una novela imposible
La palabra es el objeto
Lo que hoy tenga en mente. Mañana no sé.
Vendo semillas de esperanza exclusivas para plantar en corazones humanos, empresas con alma e instituciones con valor para cosechar sana felicidad. Reivindico la amabilidad, el talento y la cooperacion como herramientas que proporcionan un "Aqui y Ahora" prospero, y nos conducen por el camino de la felicidad.
porque la vida no es una línea recta
Fotos ineditas
el blog de los aprendices de Filosofía
Filosofía, literatura, humanidades.
The unexamined life is not worth living.
Un viaje corto, una vuelta manzana.
Llave de Cristal 
Hola, Llave. Soy Rogelio el ciego, secretario primero de mi amo José Ángel. En este enlace https://jaordiz.wordpress.com/2016/04/24/libertad-5/ hay un reconocimiento para este blog. Buenos días si es de día y buenas noches si es de noche.
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Qué sorpresa, Rogelio. Dale mi más caluroso saludo a tu amo, José, pues me sorprende gratamente con este reconocimiento 🙂
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Se lo daré, Llave de Cristal, en el fondo no soy como dice mi amo, soy muy eficiente cuando veo. Y sé también que mi amo me aprecia y sabe que sin mí no es nada.
—¿Lo escribí bien, jefe?
—Pues sí, Rogelio, no está mal. Y ahora aléjate de mi ordenador, que mucho de ti no me fío.
—Es que a veces no veo.
—Es que a veces eres un cabroncete, ciego.
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